El conjunto de evidencias arqueológicas más antiguas documentadas en las Cuevas de l’Espluga, está integrado por un conjunto de restos faunísticos que incluye dientes de rinoceronte, hiena, venado y caballo, así como diversas cornamentas de venado y una pieza de cuarzo, que parece haber sido trabajada o fragmentada intencionadamente. La situación del hallazgo (posición secundaria) y el agrupamiento de los elementos parecen indicar que se trataría de un conjunto conformado por acción antrópica. Su cronología hace presumir una antigüedad que podría remontarse entre el pleistoceno medio y superior (comienzos de la última glaciación) y que podría sugerir la frecuentación del lugar por parte de grupos humanos.
Por otra parte, en las bocas de la Cueva de la Font Major y de la Cueva de la Vila se han podido identificar varios niveles estratigráficos que constatan la presencia de industria lítica que se pueden atribuir al Paleolítico superior. Hay que tener presente que la cavidad reúne una serie de características especiales, que permiten plantear su empleo estacional o periódico por parte de grupos nómadas con el objetivo de explotar a fondo todos los recursos que les ofrecía el entorno.
El descubrimiento de los grabados paleolíticos de las gatoneras de Cal Palletes, sitúa la presencia humana en estas galerías hace unos 37000 años. Un santuario paleolítico con representaciones figurativas mediante la técnica del grabado que convierte a la Cueva en un espacio de culto y espiritualidad para estas primeras comunidades humanas.